Etimológicamente, el término iconoclasta se refiere a quien destruye pinturas o esculturas sagradas . Un ejemplo de iconoclasia fue la tradición bizantina, sobre todo de León III, que ordenó la destrucción de todas las representaciones de Jesús, de la Virgen María y, especialmente, de los santos. Iconoclasia es una herejía que rechaza como superstición el uso de imágenes religiosas y aboga por que se destruyan. La posición contraria es conocida como iconodulia. Etimológicamente deriva del griego eiconoklastes, de eicon, imagen, y klao, romper. En el primer número de Prometeo Ramón escribe un artículo titulado «El concepto de la nueva literatura»; este titular abre paso a la colaboración que durará cuatro años a lo largo de sus treinta y ocho números. En los artículos escritos durante esa época Ramón es tildado de iconoclasta, anarquista de las letras, blasfemo, etc.